Tenes el disfraz, no la manera de que te quiera otro rato más..

lunes, 7 de diciembre de 2009

Un perdón en todos los idiomas..


Suplicando a los gritos, de rodillas, implorando en todos los idiomas, pedir perdón no alcanza, no repara, no alivia si no nos hacemos responsables de nuestras acciones.
Cuando no nos perdonan nos obligan a vivir con nuestro error, con nuestra culpa. Porque un simple perdón no pude borrar el dolor.

Hay
cosas imperdonables
aunque se pida perdón en
todos los idiomas.

Antojos.

Tuvo el antojo de jugar a hacer conmigo una excepción,
primero, nos fuimos a bailar y,
en mitad de un “te quiero me olvidó.

19 días y 500 noches.

Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks, en vez de fingir
o estrellarme una copa de celos, le dio por reír.
De pronto me vi, como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios y escarcha en el pelo...
Tenían razón mis amantes en eso de que
antes, el malo era yo, con una excepción:
esta vez, yo quería quererla querer
y ella no. Así que se fue, me dejó el corazón
en los huesos y yo de rodillas.
Desde el taxi, y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos...uno por mejilla.
(...)
Dijo hola y adiós, y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón, ¿para qué? si me va a
perdonar, porque ya no le importa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta
(...)