Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks, en vez de fingir
o estrellarme una copa de celos, le dio por reír.
De pronto me vi, como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios y escarcha en el pelo...
Tenían razón mis amantes en eso de que
antes, el malo era yo, con una excepción:
esta vez, yo quería quererla querer
y ella no. Así que se fue, me dejó el corazón
en los huesos y yo de rodillas.
Desde el taxi, y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos...uno por mejilla.
(...)
Dijo hola y adiós, y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón, ¿para qué? si me va a
perdonar, porque ya no le importa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta ♫
(...)